PROCRASTINANDO LOS SUEÑOS
- Sandra Munevar
- Aug 27, 2022
- 5 min read
Dejar todo para el último momento ha sido una de mis especialidades, no me siento orgullosa, pero es la verdad.
Cuando pienso en una escena de mi vida que pueda ilustrarlo bien, vienen a mi mente los viajes que desde muy joven hacía con frecuencia en Colombia de Manizales hacia Bogotá y viceversa, ya sea que lo hiciera por un fin de semana o más, pero siempre empacaba mi maleta el mismo día; para ser más precisa, unos minutos antes de la hora del viaje.
Me justificaba el hacerlo de esa manera, porque estaba "ocupada" dejando listos asuntos pendientes, los cuales también resolvía en el último minuto. Ahora que lo analizo bien, al parecer siempre fui así, quizás lo hacía de la misma manera porque al final todo salía bien, llevaba lo que necesitaba y cumplía mi objetivo: llegar a mi destino.
Recuerdo que en la universidad me causaban caos mentales los trabajos individuales; tal vez porque ponían en mí la responsabilidad de establecer un orden de cuándo comenzarlo y terminarlo; a diferencia de los grupales en los que siempre me sentí muy bien, me resultaba fácil seguir a mis compañeros y responder muy bien a la manera en que se organizaban, pero cuando se trataba de hacerlo por mi misma me sentía incapaz de decidirlo todo y cuando quedaba poco tiempo para entregar alguna asignación, comenzaba a trabajar en ello contra el reloj. Siempre lo hacía bajo presión y todo fluía bien.
Quizás, tal cual lo leí alguna vez, hay una zona de disfrute al hacer todo en el final, y al parecer ese placer que experimentaba, se convirtió en un patrón inconsciente que me regalaba momentos de emoción debido a la segregación de adrenalina que obtenía en el momento. Tal vez allí estuvo el error, en mi exceso de confianza derivada de siempre lograr la meta; eso probablemente nubló mi visión sobre el gran problema que tenía para planear y estructurar mejor las metas que debía lograr.
El término procrastinar lo conocí y lo identifiqué muchos años después, de hecho aún me cuesta pronunciarlo... Básicamente significa dejar todo para después, según la RAE (Real Academia de la lengua Española) 'Procrastinar’ significa aplazar o posponer algo. Erróneamente escribían el término como ‘procastinar’: “la forma adecuada es «procrastinar», palabra inspirada en el adverbio «cras» que significa ‘mañana, el día siguiente’, y del latín procrastinare que significa "dejar de hacer algo para mañana".
Este escrito nace precisamente por ese punto de inflexión al que siempre llegamos en algún momento de la vida, cuando se reflexiona sobre lo logrado. Tengo claro que a mis casi 40 años he cumplido más metas de las que jamás imaginé a esta edad, pero también me he dado cuenta de haber ignorado y aplazado a propósito muchos sueños y, aunque algunos proyectos de vida se han ido logrando poco a poco en el mismo ritmo que se van presentando, los sueños grandes, esos que te hacen brillar los ojos y sonreír mientras los cuentas, esos también se han ido postergando poco a poco, pasando a segundo plano, siendo desplazados por las ocupaciones diarias y por el intento de sobrevivir en el que nos sumergimos ocupados con una agenda llena de compromisos.
Me pregunto ¿en qué momento llega uno a ese punto de postergar los sueños y las pasiones? La respuesta no la sé con certeza, quizás nos dejamos llevar por el no saber por dónde empezar para poder lograrlo y si tenemos alguna idea la dejamos para después, tal vez con la creencia de que tenemos mucho tiempo, y precisamente ese es el punto: que no tenemos el tiempo suficiente. La única certeza que tenemos es que estamos vivos hoy pero, ¿qué vaya a pasar mañana? jamás lo sabremos. Esta vida "es un ratico", y el no trabajar en los sueños, no tener proyectos y dejar olvidado lo que nos apasiona, hace que todo lo demás que hagamos vaya perdiendo el sentido.
Me di cuenta que cuando hablo con personas que me inspiran y me motivan, salen a relucir mis ganas, mis proyectos y mis sueños, pero tristemente compruebo que con el paso del tiempo se van quedando en eso, en sueños que se van aplazando, llenando de polvo, y creo que gran parte de la culpa ha sido mi falta de determinación para emprender ese camino, lo que en muchos casos ha hecho que aunque cumpla algunos sueños, no les dedico el tiempo que se merecen y eso hace que vaya dejando los otros atrás o para después, y es así como procrastino con aquello que me hace feliz, me autosaboteo por falta de disciplina pensando que en el momento en que decida empezar lo lograré.
Y, si estoy escribiendo sobre este tema, es precisamente porque soy consciente de que los proyectos no se cumplen con solo imaginarlos, sé bien que se necesita más que eso, se debe comenzar con algo, subir cada día un escalón que nos lleve a lograrlo. Suena a cliché pero nada más cierto, la vida es una y por eso hay que vivir el hoy (presente) como un regalo, de ahí la importancia de llegar a ser productivos, crear hábitos y dejar de ponernos excusas y límites, para llegar así al objetivo que queremos celebrar mañana.
Aunque bien sabemos que no solo se disfruta el triunfo al cruzar la meta, sino que se saborea también el camino recorrido, la lucha, la determinación y el proceso de ir persiguiendo nuestras pasiones. Por eso vale la pena hacer un alto, pensar en los sueños que queremos lograr y comenzar a trabajar en ellos.
Si volvemos atrás en nuestros recuerdos, posiblemente se nos venga a la mente aquello que nuestro niño interior quería ser, tal vez algunos de esos sueños se transformaron ya, y está bien, pero quizás hay muchos otros sueños dormidos que podríamos revivir si sentimos el llamado, incluso, si es necesario, despertarlos con un baldado de agua fria con tal de hacer que sucedan.
Los invito a que piensen en una lista de deseos por cumplir y la escriban, no tienen que ser metas enormes, pueden ser pequeños sueños, lugares para conocer, comidas que probar, sensaciones por experimentar, todo vale, y cada día es una oportunidad para empezar a cumplirlos.
También les propongo que le hagan una pequeña trampa a la procrastinación, la conviertan en su aliada; tal vez haya llegado el momento de disfrutar procrastinando con las urgencias y, en cambio, vayamos por ahí haciendo aquí y ahora lo importante; aquello que anhela nuestro corazón.
Yo, por mi parte, pienso hacerlo. A la vuelta de un tiempo les contaré lo que pase... Tal vez sucederá que me encuentren realizada, por haberle - por fin - puesto pies a mis utopías, cumpliendo con esas cosas que me atreví a soñar alguna vez o, tal vez resulte, como ocurre a veces cuando pasa el tiempo, que pasaré la página y descubriré cómo aquello que antes solo me parecía un desvío de mis grandes proyectos y una procrastinación que me condenaba a quedarme para siempre lejos de lo que algún dia soñé, era la parte más auténtica de mí, con la cual, al fin de cuentas ¡me encantaba vivir!
Ahora me pregunto, ¿es procrastinar el problema? O tal vez sea elegir con qué sí vale la pena hacerlo y tomarse muy en serio con qué no se vale.
¡Escriban eso que sueñan! Imaginen cómo lo harían realidad, hablen con personas que se hayan atrevido antes y empiecen hoy a construir un poquito de eso que les hace brillar los ojos con solo pensarlo.
Quizá a nadie le importa si lo logramos o no; los que nos quieren nos amarán igual y para el resto tal vez no somos tan importantes. Nadie trabajará por nuestros sueños, solo nosotros podemos hacerlo. Así que, ¿por qué no atrevernos? En el fondo sabemos bien que no perderemos nada si nos lanzamos a intentar hacer las cosas que nos hacen felices.
Tal y como dijo Woody Allen alguna vez "el 90% del éxito se basa simplemente en insistir".
Gracias por tú artículo, hoy me hiciste recordar esas ganas de querer alcanzar mis proyectos. Un escrito muy inspirador como todos los que haces.