¡LOS SUEÑOS SÍ SE CUMPLEN!

Todo lo que he soñado en algún momento de mi vida, ha ido sucediendo; claramente no de la manera que lo imaginaba, pero en muchos casos ha sido superando mis expectativas.

En mi adolescencia soñaba casarme de blanco; imaginaba entrando a la iglesia con un gran vestido y un velo colgando en mi cabeza; sabía cuál era la música que quería que sonara, había designado a mi tía (la voz más linda de mi familia) para cantar el ave maría en latín, durante la misa, no tendría más de 15 años cuando pensaba en esto, comentaba de manera graciosa que así no tuviera con quién, me casaría sola porque me haría mi propia fiesta... Todos reían en casa cuando hablaba de mis historias locas; de hecho era un sueño real y era recurrente. Soñaba que me casaba vestida de blanco pero jamás le veía el rostro al novio.

Muchos años después nos casamos y había principe real. Yo iba vestida de blanco y mi tía en ese tiempo ya convertida en monjita me cantó el avemaria en latín, tal como lo soñé. Los otros detalles tales como: que el día de la boda fuera en plena Feria de Manizales y que tuviera que esperar de camino a la iglesia a que pasara una cabalgata, sumado a que a mi amiga [la encargada del ramo] se le hubiera olvidado este en su casa y tuvieramos que regresar a recogerlo... Esos detalles no estaban en lo que había soñado para mí, pero así sucedió, y fue perfecto de esa manera, porque esos imprevistos inimaginables completaron el cuadro y lo convirtieron en una memoria inolvidable.

Así, de esa manera ha sucedido con mi vida completa, se van cumpliendo mis sueños, y la forma en que lo hacen me sigue sorprendiendo cada día.

Imagínense que les tapan los ojos para que no vean la sorpresa que les tienen y aparece esa expectativa de ¿qué será lo que van a encontrar? ¿cómo se darán las cosas? ¿saldrá todo bien? Porque en realidad no tienen ni idea de lo que verán cuando abran los ojos... Esa es mi sensación recurrente, he deseado cosas, soñado cosas, algunas solo pasan por mi mente sin planearlo, otras están voluntariamente e incluso en mis oraciones. Así que cuando he abierto los ojos me he encontrado con muchos sueños cumpliéndose, de las maneras más insospechadas y eso ha sido mágico.

Fue igual con la maternidad, no era mi prioridad ser mamá, pero tenía la certeza de que lo sería en algún momento de mi vida; sabía que tendría un hijo... No sabía dónde, cuándo y mucho menos con quién, solo que quizás se llamaría Jacobo, era lo único que pensaba al ser mamá, desconocía ese mundo, existían ya algunas expectativas, basada quizas en mis experiencias previas como hija, sobrina, nieta, amiga de mis amigas.

No tenía idea de que años después mi pasión serían las niñas, incluso después de ser mamá, sigo enamorada de cada niña que veo, y es que mis 8 primos, y mi hermanito, el cual nació cuando yo tenía 15 años fueron suficientes para haber vivido de cerca el lado masculino de la niñez. Las niñas despertaban en mí algo dificil de explicar, no sé si influyeron mis dos únicas primas a las que siempre les mostraba mi lado más maternal, llevándoles más de 7 años de ventaja, pero ese sentimiento estaba ahí.

Cuando finalmente fui mamá, por fortuna para muchos, fue de dos niñas. Uno de los más felices es el papá de mis hijas, (porque para nada le gustaba el nombre Jacobo y, ahora que lo pienso, en realidad a mi ya tampoco). Gabriela y Camila llegaron a mi vida con tres años de diferencia y de las maneras menos pensadas, sobrepasando cualquier idea de lo que para mí sería ser su mamá, me armaron, desarmaron... me hicieron aprender y desaprender. Hoy justamente las miraba o más bien, las contemplaba, y sonreía al preguntarme si ellas serían consientes de lo maravillosas que son, porque yo he venido siéndolo plenamente a cada instante.

Todo se va materializando siempre, yo prefiero no usar el término decretar, porque soy fiel creyente del poder de Dios, de su voluntad en mi vida y de sus planes de felicidad para mi. Tengo la certeza de que somos un cuerpo con un alma, y que además nos acompaña una energía única, sobrenatural, que nos diferencia del resto de creaturas; una energía que vibra, se atrae y se repele con otros según como estemos vibrando, nos definiría como: una creación perfecta de Dios. Pienso que lo que creemos lo crearemos, pero no por poder propio, sino porque Dios escucha los anhelos de nuestro corazón; es más, él los pone allí cuando sabemos escucharlo y nos sorprende el día menos pensado y de la manera más inesperada con ese sueño que alguna vez dejamos entrar a nuestra mente, ese deseo que se quedó ahí acomodado en una esquina y se fue quedando de manera permanente, inesperada y silenciosa.

Así como la idea de pareja que imaginé para mi y que ha superado todas mis expectativas, los aviones que me maravillaban tanto y veía despegar en el aeropuerto desde que era pequeña, y que ahora puedo ver de cerca cada día en mi trabajo, mi deseo insistente de escribir que muchas veces he ignorado, pero que cuando lo he dejado ser han sucedido cosas increíbles con lo que he escrito.

La familia amorosa que me cobija, los amigos leales que cuidan de mí, la casa de mis sueños, los lugares que he querido conocer, las metas que he anhelado lograr, todo eso que he soñado ha sucedido y de formas hermosas. Pero también los miedos que voy guardando, aquellos a quienes no quería perder y que ya no están; aunque haga parte de la vida, despedir y extrañar a quienes quieres.

Lo que dejamos entrar a nuestra cabeza nos da martillazos toda la vida, por eso quiero asegurarme de sacarlo o de atesorarlo, porque luego se van sin filtro para el corazón y las emociones hacen estragos con la salud.

Por eso, busco ser cuidadosa con los pensamientos que llegan a mi mente, ser precavida en qué o en quién enfoco mis energías y sueños e incluso mis miedos, porque entiendo que a todo lo que le damos espacio en nuestra mente y en nuestro corazón, se concreta de la manera menos pensada.

Por ahora sigo soñando con muchas cosas que tengo pendientes por vivir y sé que ya llegará el momento de hacerlo, pero mi mayor proyecto cercano e inmediato es poder vivir el ahora, seguir conectada con el presente, disfrutando con las personas que  quiero, porque esta vida es muy cortica como para dejarla pasar sin vivirla a plenitud.