LA PRIMERA VEZ...

Esta sección nació en una tarde cualquiera, mientras estaba pensando en la magia de las primeras veces: en lo que sentí cuando nacieron mis hijas y las vi por primera vez, esa sensación indescriptible de sentir la vida salir de mí, sentirme mojada, adolorida, agotada y al instante como si me hubieran inyectado adrenalina pura, sentir como se iba el cansancio al tener sus rostros tan pequeños y perfectos frente a mí, sus ojitos mirándome, con el calor de su piel en mi pecho, su respiración agitada, sus manos diminutas apretando mi dedo mientras escuchaba su llanto, todos mis sentidos activados percibiendo todo al mismo tiempo y por primera vez. Todas esas emociones que no se parecían a nada que hubiera vivido antes, prendieron en mi un motor que me impulsaba a mostrarles a ellas mi mejor versión en cada nuevo reto.

Creo que siempre la novedad tendrá su encanto, sea cual sea el sentido que utilicemos para experimentarlo, aquello que llega a nosotros tendrá un regalo escondido de sensaciones únicas, precisamente porque son irrepetibles, como un regalo empacado que se abre y devela ante nosotros ese misterio por el cual muchas veces incluso habíamos creado todo un plan mental, imaginándonos cómo sería, qué pasaría y cómo actuaríamos en el momento en que ocurriera... Y, cuando llega la magia, aparecen aquellas sensaciones que se adueñan de nosotros y al vivirlas nunca llegan a parecerse a nada más. Suceden solo una vez, y aunque luego regresen, nunca lo harán de la misma manera.

Así, como el primer beso, pueden llegar otros de la misma persona, pero nunca se parecerán al primero. Y este es el encanto, saber que no se repetirá.