INEXPLICABLE
- Sandra Munevar
- Feb 26, 2021
- 3 min read
El sentimiento que despertó en mí el ser mamá ha sido uno de los más extraños que he experimentado en mi vida, no se parece a nada, y aunque he intentado describirlo no he podido encontrar las palabras que lo logren. Es una sensación que permanece y estoy segura, no se irá nunca, porque en el instante en que miré por primera vez a esas pequeñas personitas, nació un sentimiento de incredulidad de que en verdad dependieran totalmente de mí, y tuve la certeza de que ese sentimiento me iba a durar toda la vida, porque ya estaba atada voluntariamente y para siempre a ellas.
Eso de que ser mamá te cambia la vida, definitivamente es algo literal, pero creo que tiene un trasfondo más profundo que no solo involucra el que cambies tus tareas diarias o tu estilo de vida; si no que te quita cables y te coloca otros nuevos con información y con energía extras, como si fuéramos un GPS recalculando la ruta o computadoras reprogramadas para cumplir nuevas funciones.
Tengo 38 años y dos hijas, y hago cosas que en la vida nunca imaginé que podría hacer. Nada del otro mundo, nada que otras mamás no hagan, no levanto carros con un solo brazo, ni muevo la nariz para que la casa se organice mágicamente, pero precisamente la magia de ser mamá es que nos convertimos en personas que desde que abren sus ojos piensan en servir a otros, y no solo a nuestros hijos, sino al resto de personas que nos rodean, eso hace la maternidad, que nos impregnemos del don del servicio o tal vez este se nos escapa espontáneamente desde dentro.
Cuando era adolescente admiraba la forma en que mi mamá se levantaba a prepararnos el desayuno, luego hacía almuerzo y luego comida, yo pensaba, ¿cómo lo hace? Si yo a duras penas puedo levantar mi cuerpo de la cama y con dificultad… Ahora me doy cuenta que me convertí en mi mamá de alguna manera, lo que hace que tal vez la teoría de mi esposo sea cierta, él dice que a las mamás nos implantan un chip en el momento del parto, con el cual sentimos que somos capaces de hacer todo, aunque no podamos, pero el solo hecho de sentir que podemos, nos impulsa a intentar cada día hacer lo mejor, aunque fallemos tanto, aunque a veces nos sintamos perdidas y desconsoladas, sin tener la más mínima idea de qué o cómo hacer, pero al final sonreímos y pensamos que todo estará bien, y ese abrazo de brazos cortos y manos chiquitas, nos confirma que podremos pasar otro día más, que en todo hay una oportunidad y que siempre hay esperanza.
En realidad, el hecho de dar vida o mejor, de ser el canal a través del cual el creador da vida, significa para mí eso, esperanza: la espera de nueve meses de que lleguen sanos y completicos, noches enteras imaginándonos su cara, su color de piel, su sonrisa y hasta el tono de su voz. Y cuando llega, lo hacen superando todas nuestras expectativas y rompiendo nuestros miedos; aunque algunos otros van llegando después con el paso de cada etapa. Como cuando ves que a medida que van creciendo ¡te comienzan a imitar! qué responsabilidad más grande, porque sabes que ahora eres un espejo, y que más te vale ser esa persona que les muestre lo mejor del mundo, lo más bonito, lo bueno y que, por esa ruta les ayudes en la tarea de sacar lo mejor de sí mismos, porque de cosas malas y de desesperanza ya está bien lleno este hermoso planeta.
Y comienzas a descubrir que eres más de lo que pensabas, que puedes hacer mil cosas al mismo tiempo, que abrazar y besar es muy divertido, y que todo ese amor que les das y recibes es multiplicado cada día de manera inexplicable. Que ese sentimiento, el más puro y verdadero nunca se va a acabar, porque fue un amor que se formó desde el principio, de esos misteriosos que no tienen fin y que nunca nadie podrá entender, ni siquiera tú misma.
Estoy segura de que, aunque tuviéramos la oportunidad de volver atrás y volver a decidir, volveríamos a elegir el ser mamás, porque nunca nos sentimos más completas y menos solas que ahora. Así que, en los momentos de cansancio extremo y de dudas constantes, recuerda esto: “todo va a estar bien” y date una palmadita en el hombro, porque ahora eres más fuerte e invencible de lo que jamás pensaste, porque tus hijos son el ancla que te mantiene a flote y no te dejan hundir.
La maternidad es......... tantas palabras y ninguna la describes como es, mejor dicho, es inexplicable
Hermoso artículo ....la maternidad es una magia de altas y bajas💫💫